lunes, 9 de marzo de 2015

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La agricultura, término que agrupa a todas las actividades que los hombres realizan sobre la naturaleza para poder alimentarse. Incluye todo el conjunto de técnicas y conocimientos para cultivar la tierra y la producción de alimentos y productos a través de la labranza y la silvicultura. Sin embargo, la evidencia de la crisis de la economía campesina es la explosión de paros y protestas que se han registrado durante los últimos años en el país para concentrar la atención de los colombianos en los bloqueos, y no es que el agro atraviese por un mal momento, sino que la postración viene desde hace muchos años. Su mediocre desempeño el resultado de la acumulación histórica de la deuda social con el campo, y de la que todos los gobiernos han hablado mucho, pero han hecho poco. (Tovar, E; 2013)

Colombia, como país en vía de desarrollo, sigue la tendencia que han recorrido los países desarrollados, donde la participación del sector agropecuario en el PIB es cada vez menor, en favor de sectores como industria y servicios, pero su dinámica de crecimiento sigue siendo importante y su aporte a la economía y al desarrollo social ocupa un espacio destacado.

El informe elaborado por la misión para la Transformación del campo coordinada por el departamento nacional de planeación (DNP), señala que las principales barreras en el desarrollo rural y agropecuario en Colombia son: El bajo rendimiento y los altos costos de producción, las escasez de bienes y servicios, la limitaciones en la comercialización y accesos a mercados y la falta de financiación. Durante los últimos 50 años se han perdido 383.000 hectáreas de cultivo, el total de la tierra con vocación agrícola es de 14 millones de hectáreas, de las cuales se están explotando sólo algo más de 5 millones, la falta de previsión a los cambios climáticos y el mal uso de los suelos ha llevado a Colombia a ser un país de baja competencia agrícola en el mundo, esta mala planeación lleva a sembrar en épocas inadecuadas, lo que conlleva a la pérdida de cultivos, y a ello se suma la falta de exploración y de extensión de centros de investigación hacia los mismos productores. (DNP. Boshell.F; 2011)

Durante el 2014 la agricultura colombiana tuvo un comportamiento que no permite considerarla como una "locomotora" que decididamente haya contribuido al desarrollo nacional, pues su crecimiento durante el año ha sido inferior al de la economía (primer trimestre: 6,4% total vs. 6,1% del sector; segundo trimestre: 4,3% vs. 1,6%; tercer trimestre: 4,2% vs. 3,4%).Es importante resaltar que ese relativo buen comportamiento agrícola está sustentado por 10,5% crecimiento en la producción de café, mientras otros cultivos crecieron 3,6%. En este mismo período la producción de cereales disminuyó 5,1% y se resalta la consolidación de los cultivos permanentes: en el primer trimestre crecieron 7,7%, en el segundo 5,4% mientras que en el tercer trimestre 2,8%.

Las importaciones agrícolas pasaron, de 700.000 toneladas a más de 10 millones, incluyendo los artículos procesados; los principales perjudicados por la sustitución de bienes nacionales por importaciones fueron los pequeños y medianos productores. Solamente las compras externas de maíz, cebada, trigo y soya sumaron 17.879.000 toneladas y las de todos los géneros agrícolas, en el mismo período, más de 26 millones de toneladas, la producción colombiana de trigo por habitante se redujo en 69%, la de arroz en 13%, la de cebada en 87%, la de maíz en 13% y la de papa en 12% (DANE, Agronet. Delgado. W; 2014).


Las empresas productoras del sector agrícola, han sufrido los impactos de la globalización y apertura económica, probablemente es el sector que más esfuerzos ha hecho y aún deba hacer por mejorar sus niveles de productividad encausando a incrementar su competitividad. Esfuerzos como la inclusión de los cluster como integración logística de las cadenas de transformación ha mostrado sus bondades, sin embargo, se debe incorporar más y mejores técnicas para la gestión empresaria.

La disponibilidad de tierra y otros recursos naturales, favorece un crecimiento dinámico y robusto del sector agropecuario, el cual, de disponerse de un adecuado marco de políticas sectoriales, productivas y sociales, favorecería un desarrollo incluyente.





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